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Se sabe- gracias a Carlos Marx- que la historia se da primero como un drama y luego se repite como tragedia. Por su parte, el historiador Marc Bloch afirmaba que la historia es la ciencia de los hombres en el tiempo y que, al entender esta frase, podemos comprender el pasado por el presente y viceversa. Sugiero para ahondar en el asunto, que lea una obra de su autoría que se titula “Introducción a la Historia”. Traigo al comentario a estos autores a fin de recordarle al amable lector un detalle muy particular de la historia política del siglo XX mexicano, y que pinta de cuerpo entero a MORENA. Me refiero al denominado fenómeno de “la cargada”, práctica política mexicana patentada por el PRI, la cual consistía fundamentalmente en que una vez que el gran elector -el Presidente de la república en turno- había informado que las bases del partido eligieron a tal o cual candidato, todo el aparato político y administrativo se lanzaba en una gran estampida de apoyo.
Sin lugar a dudas, la razón del gran drama político del siglo XX en México tiene nombre y apellido: el Partido Revolucionario Institucional, antecedente de la creación del general Plutarco Elías Calles con el nombre de Partido Nacional Revolucionario, quien tuvo la visión de crear un instrumento que permitiera a la familia revolucionaria llegar a acuerdos para repartirse el poder de manera más o menos civilizada, y evitar que todo tuviera que implicar balazos. Maestro de origen, Elías Calles entendió que lo suyo era aplicar una pedagogía política para apaciguar a los distintos grupos políticos emanados de la “Revolución mexicana” y evitar las continuas asonadas y golpes militares.
Poco a poco, y con el avance del tiempo, los generales fueron sustituidos por “los cachorros de la Revolución” signo inequívoco de que México se había embarcado, a partir de los años cincuenta, en un proceso modernizador. Sin embargo, a pesar algunos avances (ya no eran necesarias las balas para ponerse de acuerdo), permanecieron varias prácticas con las cuales el viejo partido de la Revolución demostraba que aun conservaba ciertos rasgos premodernos.
Pues la repetición de esa historia -ahora en evidente tragedia- en lugar de ser tricolor es ahora de color guinda. Y esto se puede observar detalladamente en las seis campañas a gobernador que actualmente tenemos en curso en el país. Dichas elecciones no tendrían nada de extraordinario si no fuera porque los 4 tapados (o corcholatas) que Andrés López baraja para la sucesión presidencial (adelantadísima por cierto) han hecho de las elecciones LOCALES su plataforma para medir el tamaño de “la cargada” que cada uno tiene. Hemos visto en los medios de comunicación que la presencia del la Jefa de Gobierno de la CDMX, el Canciller, el Secretario de Gobernación y el coordinadores de los Senadores de Morena se placean campantes y disfrutan de los gritos de “presidente, presidente (y presidenta)”, dejando patente su origen e influencia priísta (sí, Ricardo, Marcelo y Adán fueron priístas, Claudia aunque viene de “las izquierdas”, no deja de beber de ese mismo abrevadero por ciertas cercanías ideológicas con el viejo PRI). Por si no fuera suficiente, en estos días, MORENA ha utilizado el Senado para promover abiertamente -y cínicamente- a dos de sus candidatos a gobernadores (signo de que no traen buenos números) en una clara violación a la ley.
Frente a esta reedición de la vieja cultura priísta de la cargada: ¿usted qué piensa hacer? ¿sumarse simplemente a una cargada opositora?
