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El fallido gobierno de Andrés López ya no encuentra la puerta de salida. Un día y otro, tanto el Presidente como su gabinete insisten en degradar la vida pública del país. En su conferencia matutina el Presidente da todos los días elementos de diversos delitos que comete. En el colmo del cinismo vimos al Secretario de Gobernación, cuya responsabilidad es cuidar la política interior en en México, haciendo campaña en favor de la revocación de mandato, en una clara violación a la ley. Y en un total escenario de posverdad, cuando fue cuestionado al respecto negó haber cometido algún delito.
Este gobierno para efectos prácticos, ya se acabó. En Estados Unidos cuando un Presidente pierde la mayoría se queda sin fichas para negociar, y es conocido comúnmente como lame duck. Usted que me lee puede decir: “bueno, entonces sí ya es un lame duck vayamos a votar en la revocación para sacarlo y terminar con esto”, si bien suena muy tentador en realidad es una salida fácil. De entrada, el Presidente nunca aceptará una derrota, no es un hombre demócrata. Si se diera el escenario que perdiera la revocación alegaría que hubo trampa del INE, además de una larga lista de pretextos. Por otro lado, él fue electo para un periodo y está en la obligación de terminarlo. Si tuviéramos que elegir a alguien para sustituirlo, con una Cámara de Diputados con mayoría de MORENA básicamente nos daría como opciones a Claudia Sheinbaum o a Adán Augusto López, así que usted dirá (no se mira promisorio ese potencial escenario ¿verdad?). Por si fuera poco, estamos hablando del mismo personaje que ha declarado joyas como: “al diablo sus instituciones” o “nadie por encima de la ley” y que cuando la Suprema Corte resolvió recientemente con respecto de una reforma anticonstitucional acerca de prohibir durante 10 años que ex servidores públicos trabajen en el sector privado, grita que a él: “no le vengan con el cuento de que la ley es la ley”. Estamos frente a un actor político que no respeta la ley, que no entiende que un país se construye desde la cultura de la legalidad.
Me parece que un elemento importante para contrarrestar la andana demagógica del gobierno fallido de Andrés López, y de sus propagandistas, es comenzar por llamarlo por lo que es: un priista. Si bien las nuevas generaciones no tienen una clara referencia histórica de lo que el PRI de Echeverría y López Portillo significaron para el país con su desastre económico, hay que insistir en ello una y otra vez hasta que se entienda. Ademas de ello, tenemos que comenzar a dialogar con respecto al país que tenemos que construir a partir de 2024.
Precisamente en este orden de ideas, el diputado federal Ignacio Loyola Vera, de Querétaro, ha venido promoviendo lo que él denomina una #Moratoriaconstitucional, que básicamente consiste en no entregar ni un solo voto del bloque opositor en la Cámara de Diputados a propósito de la iniciativa de contrarreforma eléctrica. Y aquí toca que cada uno de nosotros conversemos con el diputado federal de nuestro distrito y decirle claramente que no puede votar a favor de esa iniciativa.
Y me quiero permitir insistir en la urgencia de desarrollar a partir del diálogo una agenda para el país, no solo de qué queremos también de cómo lo vamos a hacer. A estas alturas está claro que el Presidente no cederá ni un centímetro en su pretensión restauradora del viejo régimen y esto es muy sencillo de entender: el representa al viejo régimen priista, él aprendió a hacer política en el viejo régimen priista, su visión del mundo de abuso de la autoridad y la corrupción la aprendió en su juventud en los años dorados del presidencialismo priista. En contraste a ello, los ciudadanos de este país debemos organizarnos ya para cambiarlo desde sus bases, es hora de empezar a construir el futuro, uno donde instituciones sólidas protegen a los ciudadanos de los caudillos. Ya es hora de que lo entendamos.
