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En esta ocasión me quiero referir a una pandemia que está presente en México pero también en muchas partes del mundo en años recientes. Esta enfermedad está relacionada con la sociedad, con nuestro ser y estar públicos.

La gente nos hemos infectado de ella, y ha comenzado a contagiar muchos ámbitos de nuestra vida. Seguramente usted lo ha visto en el escenario nacional pero también a nivel local. Para precisarlo, me permitiré dar varios ejemplos y discutirlos con usted.

Le comentaré primero acerca de una reciente reunión de Marko Cortes, quien cobra como presidente nacional del PAN, con sus estructuras estatales. Lo más “trascendental” fue que en el evento emprendieron un intento –por supuesto fallido- de una campaña digital denominada “azúlate”.

Si googlea un poco encontrará diversas imágenes de los asistentes pintándose la cara en tonos azules, como si se tratara de un juego de kínder. El principal partido de oposición en México (por sus números electorales nada más) tiene más o menos una década de extravío a causa de su gradual desinstitucionalización.

Una de las grandes características históricas de ese partido fue que no importaba quien lo encabezaba, la estructura institucional era tan fuerte que avanzaba y se mantenía como una opción seria, prudente y viable. Claro, se pueden destacar una serie de defectos pero nadie podía negar que el PAN era un partido institucional y bien organizado.

El segundo caso que le quiero exponer es local, y se trata de Marina del Pilar Ávila Olmeda, gobernadora de Baja California emergida de MORENA. Desde sus primeros días en la escena pública dio señales de estar en el lugar equivocado.

Para ella lo importante es estar en Tiktok y haciendo múltiples publicaciones alabando al presidente Andrés López. Si le quitas todo eso te quedas con la sensación de que estás frente a una persona sin ideas.

Para reafirmar aún más su frivolidad, en días recientes se presentó en el programa Hoy para supuestamente “promover las bondades turísticas de BC”, que sin duda las hay, pero tenemos acá el pequeño detalle de altos índices de inseguridad.

¿Cómo puedes ir a presumir al estado que tiene en el top 5 una de las ciudades más violentas del mundo? En la opinión pública se ha ganado la fama de ser una persona superflua y que solo busca la cámara para posar y sonreír porque no se ve ningún resultado significativo.

El otro caso es el de Montserrat Caballero Ramírez, presidenta municipal de Tijuana. Desde el inicio de su administración se ha distinguido siempre por declaraciones controversiales.

En días recientes en una conferencia le preguntaron por el anillo de compromiso que portaba y ella en respuesta comenzó a posarlo feliz para las cámaras. Claro, nada hay de malo en casarse y ser feliz amando a una persona. El tema aquí es que su vida privada debe ser eso: su vida privada. El hecho de que los tijuanenses nos enteremos de sus próximas nupcias no resuelve ninguno de los tantos problemas que tenemos y con los cuales tanto el gobierno federal, estatal y municipal son omisos.

¿Cuál es la conclusión de todo esto? La pandemia que nos invade es la del populismo, que todo lo infantiliza, lo hace vulgar, mediocre.

El populista siempre está en la constante pirueta para distraer a la sociedad de los temas fundamentales. El populista habla siempre de un futuro promisorio que nunca llega. Los populistas, sin importar su ubicación en el espectro político ni en el mundo, prefieren voltear a otro lado para no ver los problemas porque no tienen el sentido mínimo de la responsabilidad.

Le compartí aquí apenas 3 casos muchos otros que seguramente usted puede identificar.

¿Cómo podemos ir resolviendo y remediando esta situación de salud política? Hay que comenzar por reconocer el mal que nos aqueja y a partir de ahí tome la decisión y comience a involucrarse como ciudadano de tiempo completo.

Converse y dialogue con otros, póngase en acción, actívese o esta pandemia nos va a degradar mucho más…y no queda mucho tiempo.