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El pasado lunes por la mañana me llegó un clip de un tiktok en el cual la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda, realiza uno de los retos junto con su pequeña hija.  Mi primera reacción fue de desconcierto y luego enojo. Me metí a inspeccionar un poco más, y hay clips de todo tipo en su cuenta: algunos ya como gobernadora en funciones, otros en campaña y otros tantos de “la vida cotidiana”. Usted podrá pensar: “no hay que ser tan duros, también los servidores públicos deben divertirse”, y en estoy totalmente de acuerdo pues al final de cuentas son personas como usted y como yo. Sin embargo, una persona que tiene una responsabilidad en el sector público y que además fue electa en las urnas, debería ocupar su tiempo en cumplir con sus tareas.

¿Cuál es mi sincera preocupación? Cuando un servidor público no pone límites entre su vida pública y privada corre el riesgo de banalizar todo y exponerse de manera innecesaria, lo cual luego lo distrae por andar dando explicaciones.  Uno tiene la expectativa de que la autoridad se enfoque en resolver los problemas -que en Baja California no son pocos- pero al parecer algunos confunden ser figura pública con ser celebridad. Sin embargo, sucede que la estrategia de hablar y hablar a todas horas como lo hace el presidente es contagioso porque tanto la gobernadora como la alcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero Ramírez, han iniciado sus propias transmisiones matutinas para “informar”. El fenómeno no es nuevo, el anterior gobernador, Jaime Bonilla, durante sus dos años en el ejecutivo estatal, todos los días por la mañana mantuvo una transmisión vía Facebook la cual utilizó como plataforma para estar en constante camorra con todos los sectores sociales, hasta con alcaldes de su propio partido peleó. Es decir, tenemos gobiernos de mucha saliva y de pocos resultados.

En este momento en la entidad atravesamos por muchos problemas, le daré un par de ejemplos. La primera iniciativa que presentó la gobernadora Ávila al Congreso local fue la creación de la Secretaria de Seguridad Pública (la cual fue eliminada por el gobernador Jaime Bonilla y agregó sus antiguas funciones a la Fiscalía del Estado). Resulta que el legislativo estatal ya lo aprobó pero al ser una reforma constitucional falta la aprobación de los cabildos. Todos prácticamente lo han aceptado, excepto Tijuana en donde la alcaldesa ha manifestado de manera pública que votarán en contra por una experiencia personal con la extinta Policía Estatal Preventiva.  La cuestión ha dejado de manifiesto la rivalidad entre ambas, pues para nadie acá en Baja California es un secreto que pertenecen a grupos políticos distintos, y pareciera a ratos que están en una competencia para ver quién repite más veces el mismo guioncito imbécil: “yo acompaño al presidente López Obrador en la cuarta transformación de la vida pública de México”.

El segundo problema es la impunidad. Ya le comentaba en alguna columna anterior que en los días previos a la toma de posesión, la hoy gobernadora denunciaba que el gobernador Bonilla le iba a dejar una situación financiera complicada.  La cosa no es menor pues su antecesor es miembro también de MORENA, y por cada día que pasa es uno más en el cual ella es cómplice al encubrir probables delitos. Incluso, lo es también con el ex gobernador Francisco Vega de Lamadrid, quien dejó hace apenas dos años la administración estatal.  Y reitero, no es que quiera ser uno aguafiestas pero ¿No es más urgente empezar a resolver los problemas del estado y deslindar responsabilidad es en lugar de bailotear en un tiktok que para lo único que sirve es para distraer?

Finalmente, todo este asunto del video me deja con varias opciones para tratar de entender lo que sucede: En efecto, la gobernadora tiene  tiempo de sobra para estar en redes sociales; aspira a ser una celebridad o influencer al estilo de Mariana Rodríguez (vaya aspiración); no ha entendido la magnitud de la responsabilidad del puesto; los habitantes de Baja California están tan acostumbrados a un mal gobierno que uno más de tiktok les tiene sin cuidado, y, la que me parece más grave, es una gobernadora de escena y en realidad los que deciden los asuntos son otros.

Imagine la escena: -gobernadora, tenemos problemas de seguridad-, -no se preocupen, aquí les tengo un clip con mis retos de tiktok, bailemos-