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En la Antigüedad, los griegos se distinguieron por su gran capacidad de reflexión y por la búsqueda incesante del conocimiento. De esos primeros pasos civilizatorios, nosotros hemos heredado a lo largo de los siglos las discusiones en torno a la bondad, la belleza, la racionalidad, el bien, el mal, entre otras tantas ideas. En el conjunto, esas extraordinarias disertaciones dieron cuerpo a una cultura civilizatoria que han llevado a la humanidad al progreso.
Estos comentarios vienen a colación por lo que hemos visto durante este gobierno, y de manera particular en esta semana a causa del agandalle que MORENA aplicó en la Cámara de Diputados en San Lázaro. Todo ello reafirmó que estamos frente a una clase política que no razona y que actúa en la irracionalidad, de manera bestial e incivilizada.
Aclaro, el fenómeno no es algo que no hayamos visto, en sus tiempos legisladores del PRI y el PAN, cuando tuvieron mayoría legislativa, en más de una ocasión, y desde una necedad hiperpresidencialista, aplicaron albazos legislativos.
Sin embargo, la cerrazón que hemos visto en este gobierno y ratificado por el comportamiento de los legisladores del partido gobernante esta semana en la diarrea legislativa, demuestra que han claudicado de manera definitiva en su racionalidad. Y aunque se puede entender que participan de una agenda compartida con el ejecutivo, lo cierto es que su única intención es la destrucción institucional y disfrazan de bondad su bestialidad en la cosa pública.
Claro, en ello también parte de la culpa es de la oposición que se escuda en su condición de minoría para prácticamente hacer nada. Es decir, a lo largo de los años, hemos permitido una degradación de lo público haciéndolo cada vez más irracional y, por tanto, incivilizado.
Entiéndalo: no habrá líder suficiente que nos “rescate”. Nadie va a venir a salvarnos y si no le entramos es muy difícil que la situación cambie.
El reto que tenemos enfrente es el de tomar y ejercer nuestra ciudadanía de manera plena, desde el sentido común, la racionalidad y la bondad (pero sin ser ingenuos).
Por lo regular comentamos en distintos foros y ámbitos que buscamos el progreso, hablamos de un mejor futuro y, sin embargo, la realidad es que poco hacemos para cumplirlo. Hemos preferido, por décadas, escudarnos en nuestra negligencia. Para nuestra mala fortuna, el país está frente al abismo y las bestias irracionales que hoy lo destruyen todo, so pretexto de la austeridad y el caudillismo, han envenenado a una gran parte de la sociedad para arrastrarnos al populismo, que daña el tejido social y nos mete en una espiral de incivilidad.
Así que prepárese, porque construir un país nuevo, en el que todos podamos caber y que sea muy distinto al desorden y desastre que imperan en la actualidad, va a requerir de todos nosotros mucha generosidad, civilidad y bondad.
¿Está listo?