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Baja California atraviesa por una época oscura. Si le seguimos la pista al ecosistema político, es evidente que todos los acuerdos que habían surgido con la alternancia política de 1989 se vencieron por varias razones: el desgaste del ejercicio de gobierno de los grupos políticos, la emergencia de nuevos actores, y los cambios demográficos en los votantes.
Me atrevo a señalar que fue durante el gobierno de Francisco Vega de Lamadrid cuando se dio ese rompimiento, y comenzaron los reacomodos que en 2019 provocaron una alternancia a favor de MORENA. Si revisamos puntualmente a muchos de los actores que hoy “militan” y hacen gobierno en la entidad, nos daremos cuanto que en los reacomodos, hubo un trasvase de estructuras territoriales y actores de los partidos políticos de la alternancia hacia el partido guinda.
Precisamente, parte del declive que comenzó a evidenciarse en el gobierno de Vega de Lamadrid tiene que ver con el comportamiento infantil y poco serio que comenzaron a demostrar muchos actores políticos. Concretamente podemos señalar que ese comportamiento respondió a un giro populista.
Este comportamiento infantil y chabacano continuó con Jaime Bonilla y se han agudizado con la actual gobernadora Ávila Olmeda, ambos postulados por MORENA. Desde su época como alcaldesa de Mexicali (2019-2021) Ávila Olmeda ya había dado muestras de inmadurez y en el afán de ser agradable y una celebridad en redes sociales, lo mismo aparecía en fotos brincando en medio de obras del Ayuntamiento que subiéndose a un templete a cantar (por cierto, no canta) o haciendo bailecitos en Tiktok.
Ya instalada como gobernadora a partir de 2021, este comportamiento se acentuó y en más de una ocasión da muestras de inmadurez y superficialidad. Por ejemplo, en sus conferencias semanales lo mismo responde a preguntas de la prensa “cantando” que presumiendo que ella y el presidente tienen los mismos gustos musicales.
En el más reciente capítulo de andar brincando la tablita (y la ley), estuvo como oradora en el 50 aniversario del CICESE, un centro de investigación científica con sede en la ciudad de Ensenada, y en medio de su discurso soltó una cínica promoción política en favor de Claudia Sheinbaum, señalando que la próxima presidenta de México iba a ser una científica. No solo es despreciable su actitud mezquina por un pronunciamiento totalmente fuera de lugar, sino que al final los asistentes aplaudieron en lugar de reclamarle que ensuciara la ocasión con su desafortunado pronunciamiento.
Y frente a todos estos comportamientos infantiles la sociedad en Baja California no reacciona, apenas hay acaso algunas críticas en redes sociales o algún medio o periodista local toma nota de cada uno de estos comportamientos pero nada de esto escandaliza a nadie.
Simplemente parece ser que en la entidad el populismo y la chabacanería son la nueva forma de gobernar mientras que la lista de problemas se acumulan y deberían tomarse más en serio pues la gobernadora está rebasada en la seguridad, en migración, economía, infraestructura, educación. La lista sigue y sigue alargándose cada semana.
